En
los deportes grupales y más especialmente en el fútbol, una disciplina esencial
como la psicología se suele dejar de lado y todas las miradas apuntan al
rendimiento deportivo tanto de jugadores como de los técnicos, sin importar el
factor psicológico.
El
médico psiquiatra Miguel Ángel Russo especificó que “me inicié hace 20 años en el tema,
siendo médico había hecho trabajos de psiquiatría aplicada al deporte donde se
basaban en los temas sencillos, no científicos. A toda la información que
tenia, le sumé toda la cuestión científica arriba, referida al deporte y a la
psicología”.
En esta
línea, expresó que el tema principal pasa en como se aumenta el rendimiento
deportivo, un ámbito subestimado al igual que el futbolístico. Aquí se pone en
juego la idea de grupo y equipo, donde el primero es un conjunto de personas al
igual que el segundo, sumado a este la incorporación de un vínculo y un
objetivo decidido. El equipo es un grupo especifico, tiene sentido de
pertenencia, el grupo no. La dinámica del grupo no existe, si la del equipo
porque el grupo es un equipo en formación.
En otro
sentido, explicó que “nadie motiva a nadie, yo lo que hago es incentivar a
alguien y esa persona se motiva. La motivación es energía positiva. El equipo
es dueño o no de su actitud. Esta es una postura hacia una situación dada, es
pararse ante un momento. La voluntad es lo que te genera a vos el emprender
algo, todos la tenemos, el tema es cuando vos la desarrollas con fin de
conseguir un objetivo”.
La profesión de la psicología aplicada al deporte
tiene 40 años de antigüedad respecto de la psiquiatría. Se remite a su
experiencia de campo y después le pone un tono científico a sus proyectos
laborales. Además, hizo postgrado en medicina deportiva porque la especialidad
en psiquiatría aplicada al deporte no existe.
Según Russo, todas las personas tenemos una
esfera psíquica: “es desarrollada por cualquier ser humano. Se compone de tres
elementos afectividad, intelectualidad y área volitiva. Estos manejan el
sistema de la persona simbólicamente. Lo mío es neurorgarnico, un ambiente
plenamente psicológico”.
Por último, explicó que los individuos tenemos
ciertas facultades intelectuales básicas: atención, percepción y memoria,
fundamentales para los que trabajamos con deportistas. Atención focalizada,
concentración, son fundamentales para el rol de cada uno de nosotros. La
memoria de un deportista puede ser la vocación de un sistema de juego, donde se
perciben los objetos.
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